Revisión general
La cadena de suministro mundial actual está bajo estrés. En primer lugar, durante la pandemia se cerraron fábricas, desplazaron trabajadores y se paralizó la producción en todo el mundo; y se puso a las economías de todo el mundo en una profunda recesión. Afortunadamente, la demanda mundial de bienes se recuperó rápidamente, impulsada por el rápido desarrollo de vacunas contra la COVID-19, altos niveles de asistencia gubernamental y el cambio de hábitos de gasto. La rápida recuperación de la demanda ha hecho que las plantas de procesamiento, los fabricantes y las empresas luchen por mantenerse al día.
El coronavirus sigue desafiando áreas de todo el mundo y hace que el transporte y la logística sean más costosos. Los componentes críticos, desde los contenedores de envío hasta los semiconductores y las materias primas, como el caucho, la madera y el acero, son escasos. Todo esto se agrava por la escasez de trabajadores esenciales y, en algunos casos, la infraestructura de capital anticuada. Esto conduce a retrasos en la entrega, deficiencias en los productos y aumento de precios.
La administración inteligente de la cadena de suministro implica el aprovechamiento de la integración en todo el canal para satisfacer mejor las necesidades de los clientes. Al coordinar las actividades de gestión de la calidad, se puede lograr un aumento en la productividad y la eficiencia. Si implementamos una técnica de control basada en un sistema de divergencia, podríamos reducir el efecto látigo y obtener más control en una sola cadena de suministro de productos. Echemos un vistazo más profundo a cómo exactamente podemos reducir el efecto látigo.
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